jueves, 9 de enero de 2014

Publireportaje: FROZEN

La marca elegida para la creación del publireportaje es Disney, más concretamente, su última película de estreno, Frozen: congelados, que se estrenó éste pasado invierno del 2013.

En primer lugar, parte de un apartado textual, en el que se añade la información correspondiente sobre dicha producción en forma de noticia, pues posteriormente será insertada en distintas revistas que cuentan con un apartado de cine.

El publi reportaje tendrá una extensión de dos hojas, que se colocarán de forma simultánea.

 En segundo lugar, el publireportaje, está dotado de una parte gráfica, que da cuerpo a la composición y hace que el lector centre su atención en la misma. Ésta será de caracter divertida, llamativa y en correspondencia con la temática de la película anunciada.

 

PARTE TEXTUAL 

 

Llega la fiebre del hielo a España con ‘FROZEN’

            Tras  el éxito de Enredados" y "Rompe Ralph", la nueva producción animada de la compañía Walt Disney Animation Studios, ‘Frozen: El reino del hielo’, se estrena en España el 29 de Noviembre.

                Éste invierno, el entretenimiento para toda la familia llega de la mano de la nueva película de Disney, que enganchará a toda la familia a través de una trama divertida, llena de emoción y aventuras.

                Basado en el cuento original de Hans Christian Andersen, ‘La reina de las Nieves’, la compañía Inglesa? ha creado un largometraje animado que narra la historia de  la princesa Anna, que ha de sumergirse en un turbulento viaje para ayudar a su pueblo y a su hermana Elsa, que víctima de su poder incontrolable condena al reino a vivir en un eterno invierno. Pero Anna no está sola en ésta aventura, el montañero Kristoff, el reno Seven y el peculiar muñeco de nieve Olaf le acompañarán en ésta peligrosa aventura.

Con una banda sonora de excepción y una historia que arrancará la sonrisa a toda la familia, Frozen se estrena éste invierno de 2013. ¡No te lo puedes perder!

Uno de los factores imprescindibles que dan cuerpo y acercan al público la familia son los especiales personajes que ha creado Disney para esta excepcional ocasión.

 

Personajes

 

¡Anna!

 Una protagonista de categoría. Princesa de Arandelle, entusiasta, impulsiva y  valiente,se embarcará en un viaje para reencontrarse con su hermana Elsa y poner fin al hechizo bajo el que ha quedado todo el reino. ¿Logrará conseguirlo?

 ¡Elsa!  

Hermana de Anna, un personaje singular, que queda marcada por el miedo y la inseguridad, cuando un día jugando con su hermana pierde el control de sus poderes y la daña. A partir de ese momento Elsa no vuelve a ser la misma. Su incontrolable poder desencadenará el invierno en todo el reino y hará que Elsa se aisle en una elevada montaña. ¿Podrá poner fin al hechizo y hacer que todo vuelva a la normalidad?

¡Olaff! 

Este divertido personaje, ayudará a Anna durante su travesía. Éste cariñoso y entrañable muñeco de nieve resultado de los poderes mágicos de Elsa ayudará a Anna en los momentos más díficiles. Pero Olaff también tiene sueños e ilusiones, aunque parezcan imposibles… ¿Conseguirá algún día cumplirlos?

¡Hans!  

Apuesto miembro de la realeza que conquistará el corazón de Anna, aunque no es su único pretendiente. ¿Sonarán campanas de boda?

¡Kristoff!

                Apuesto vendedor de hielo y gran amante de la naturaleza que se cruza en el destino de Anna y queda hechizado por su personalidad. Será su gran apoyo y ayuda, pero… ¿Será capaz de entrar en el corazón de la princesa?.

¡Sven!

                Reno fiel Kristoff, que permanece a su lado fiel, en todo momento. Aunque no tenga el don del habla, hará que su compañero y amigo tome las decisiones adecuadas sin pronunciar palabra.

 

PARTE GRÁFICA Y TEXTUAL



miércoles, 18 de diciembre de 2013



Miriam Martínez
               
                El viernes 13 de diciembre, acudió a la Facultad de Segovia Miriam Martínez, profesional  del sector publicitario y compañero del profesor Alberto Martín, con el  fin de exponer su propia experiencia a los alumnos de Redacción Publicitaria de cuarto curso.
 
                Personalmente, durante estos últimos meses mi cabeza no ha dejado de dar vueltas a la misma pregunta: “¿Qué hago cuándo acabe la carrera?  Y, creo que  dicha pregunta es la clave de la charla que se nos ofreció, mediante numerosos ejemplos, de forma muy amena y divertida, desde una perspectiva humorística y cercana, lo que lo convirtió en una gran e interesante ponencia.

                Todos tenemos dudas, miedos, incertidumbre, por saber qué pasará cuando ésta bonita etapa de nuestra vida acabe; si seremos capaces, si tendremos talento, si alguien valorará nuestras diferentes habilidades, si de verdad tenemos los conocimientos que necesitamos, son algunas de las dudas que nos acechan.

                La ponente, a partir de sus diferentes trabajos, cómo ejecutiva de cuentas de BBDO, directora de arte de CED Digital e ilustradora independiente propuso una visión personal  del mundo al que nos vamos a enfrentar en apenas unos meses, desarrollando varios puntos principales:

                En primer lugar, mencionó la importancia del trabajo personal, las ganas de enfrentarse a nuevos retos y de aprender son imprescindibles para tener éxito y conseguir los objetivos que cada uno se proponga. “El talento no existe de forma natural, se trabaja, pues es una suma de entusiasmo, esfuerzo y tiempo”. De esta forma, cada persona tiene que encontrar actividades que le motiven y le inspiren cada día, tratar de mirar el mundo desde diferentes prismas, ya que cada uno hará que aprendas cosas nuevas.

                Y sobre todo absorber, todo lo que existe alrededor, pues será la clave para la creatividad, ya que ayuda a la concepción de conceptos y la capitación de nuevas ideas.

                Pero sólo con estas pautas no es suficiente, es decir, hay otros parámetros que son necesarios para el desarrollo de la actividad publicitaria. La madurez, la constancia, el entusiasmo, la responsabilidad, son otros aspectos fundamentales para crecer tanto profesionalmente cómo personalmente.

                Miram, también resaltó la importancia de no estancarse, es decir, para crecer y ser feliz es importante no conformarse, luchar por los sueños, sean los que sean. Pues en muchas ocasiones, y teniendo el contexto de crisis que apreciamos en España, las personas se conforman con un sueldo y un trabajo monótono que les impide crecer y aprender.

“El que hace lo que sabe hacer, está perdiendo el tiempo”

                Personalmente, me parece una propuesta interesante, pero no podemos olvidar las circunstancias de cada uno, pues no todo el mundo puede permitirse perseguir sus sueños, pues lamentablemente algunas personas necesitan el dinero para sobrevivir y tienen la oportunidad de arriesgarse.

                Por último, y cómo parte de la ponencia más enriquecedora bajo mi punto de vista, Miriam, animó a la creación de proyectos personales cómo páginas web, blog, portfolios, ya que aparte de poder ser útil para el futuro profesional ya que puede incluirse en el curriculum, es gratificante y divertido. Incluso nunca sabes quién puede leerlo e interesarse por los contenidos y la persona que está detrás de ellos.

                A modo de conclusión, resultó una clase muy motivadora y esperanzadora, esa chispa de ilusión y luz que necesitamos en último año de carrera. Así mismo, se transmitieron valores fundamentales cómo el valor, el esfuerzo, sacrificio,  la ilusión, las ganas de crecer y aprender que son los que crean a las grandes personas y que deben guiarnos durante nuestra vida para poder conseguir nuestros objetivos. Pues los golpes de suerte o milagros pueden suceder, pero por norma general, es la propia persona quién ha de ganarse un hueco en el mundo y luchar por alcanzar sus metas.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Sueños de Navidad



 Sueño de Navidad

“Aquella Navidad, mi sueño se cumplió”.
I

            Nunca he tenido una vida perfecta, yo tampoco lo soy, ni lo seré nunca. Todo lo que he conseguido en mi vida es un trabajo y un marido, que dentro de lo que cabe me trata bien y eso ya era mucho más d el que podía pedir  y mucho más de lo que me decía mi experiencia.
            Por aquella época rozaba los cuarenta, Leo era mi única familia, pues siempre me negué a tener hijos, por mucho que él insistiera; no tenía ni tiempo ni  ganas, y desde luego no quería ser la culpable de que alguien sufriera como lo hice yo, desde que mi cabeza recuerda.
            Cada vez que se avecinaba una de esas  épocas emotivas en las que todo el mundo derrocha felicidad por las esquinas, a mi me tocaba fingirla, pero lo de poner buena cara ya se encontraba en mis planes diarios.
            Esa Navidad fue diferente a todas las demás, todo cambio de rumbo sin previo aviso.
            El 20 de Diciembre, me levanté con las mismas ganas que todas las mañanas, es decir, ninguna; me volví hacia Leo para darle el rutinario beso de buenos días, uno de los pocos signos de cariño forzado que seguía manteniendo.
            Leo, tenía 43 años y era comercial. Le conocí con 27 por casualidad en  la boda de una de mis mejores amigas y desde ese día no nos habíamos separado. Dos años duró la magia y el amor, por lo menos por mi parte, y supongo que por su parte también porque llevaba engañándome, o yo pensaba que lo hacía desde los 31, hecho que realmente no me molestaba lo más mínimo y que fingía no saber.
            Desayunar, lavarme los dientes, vestirme, peinarme, mirarme al espejo pensando en lo desmejorada que estaba y los kilos que me sobraban. Recuerdo cuando todavía tenía esas ganas de vivir y luchar en mi día a día, un cuerpo atlético y juventud; pero todo eso se había quedado en un bonito recuerdo y nostalgia maldita.
            Me ponía en marcha hacia el trabajo, ese que tanto había deseado durante  años, por el que había estudiado hasta la saciedad y depositado toda mi ilusión y que acabó  conmigo en una oficina, sentada durante ocho interminables horas, en las que el jefe se dedicaba a pasear, poner malas caras y quejarse; todo por un mísero sueldo que a duras penas llega para pagar el alquiler y la comida.
            Mi móvil sonó aquella mañana, era mi madre, con una voz cada vez más débil y con un tono que denotaba las ganas que tenía de salir de la soledad de su casa.
            -Sí mamá, haremos la cena de Navidad como siempre. Yo me encargo de la comida y todo lo demás. Os esperamos a las ocho, ya sabes.
            Ella nunca me había dado cariño, ni lo necesitaba, en realidad lo terminé rehuyendo y esquivando a cada persona que trataba de dármelo; eso no era ni de mi estilo, ni de mi agrado. Pero todos sabemos cómo son  las convenciones sociales, lo de darse besos y abrazos todo el día por cualquier idiotez, algo que no iba conmigo y de hecho, me incomodaba.
            Como cada mañana me acerqué al café de la esquina para tomar aquella sustancia que me proporcionaba la energía y motivación que ya no tenía. Saludé a Tamara, la camarera que llevaba trabajando allí desde los 15 años que yo había estado frecuentando la cafetería y que enseguida me puso mi café habitual. Cuando terminé, me dispuse a salir hacia mi oficina. De repente  todo comenzó a dar vueltas, el pitido de los coches se hizo más intenso, la cabeza me retumbaba como si una banda de tambores se paseara por ella, mis ojos empezaban a vencerse impidiéndome ver cada vez más, hasta que los cerré por completo y caí desplomada en la acera.
II
            La luz fluorescente del hospital era terriblemente incómoda y cegadora, estaba aturdida y me había invadido un malestar impropio en mí. Allí estaba mi familia, es decir, mi marido y mi madre que aguardaban impacientes a que pronunciara mi primera palabra después de lo sucedido. En dos días volví a casa, no sabían qué me había pasado, pero después del incidente y las infinitas pruebas a las que me habían sometido, todo parecía normal y suponiendo que fue uno de esos típicos bajones de azúcar me dieron el alta.
            En esos dos días me dediqué, con ayuda de mi madre, a hacer todos los preparativos para la cena de Nochebuena y comprar los regalos. Aquella tarde me habían dejado sola en el piso, me senté junto a la chimenea a leer un libro mientras observaba como ardía la leña.
            Bajo mi asombro y incredulidad el fuego comenzó a avivarse y las puertas que lo separaban de mí se abrieron de par en par dejando salir las llamas y el humo. El pánico se apoderó de mí, no podía salir de mi asombro y mientras me debatía entre  entre quedarme quieta a observar qué pasaba o ir a por un cubo de agua para evitar que se quemara la casa, el humo comenzó a tomar forma. Lo primero que pasó por mi cabeza, es que estaba dormida, pero el calor y la imagen era tan real, que me convencí a mí misma de que podría ser posible.
            El humo continuó saliendo durante minutos y cada vez se hizo más evidente la  forma de hombre, no sabría cómo describirlo, ¡era tan real...!. Mi lado racional se desplomó cuando aquel ente que se mostraba ante mí, comenzó a hablar.
<<Sé que tu vida no ha sido fácil, sé que no has tenido suerte, pero todo puede cambiar a partir de ahora>>
            Un sinfín de preguntas invadían mi cabeza. - ¿Cómo? ¿De verdad esto me estaba pasando? ¿Qué era? ¿Una especie de espíritu de la Navidad? ¿Por qué a mí? ¿Podría cambiar mi vida, podría ser feliz? ¿Existía la felicidad?
            Para ser sincera, lo único que había deseado desde los veinte era quedarme dormida, no volver a despertar y acabar con todo este desastre que era mi vida. Pero la esperanza de que todo cambiara tenía forma de hombre y estaba compuesta de humo.
<<Voy a estar a tu lado, para ayudarte, para que todo cambie, para que seas feliz y para que vuelva el brillo que veía en tus ojos antes>>
            ¿Cómo era eso posible? ¿Iba a concederme algún deseo? ¿Me pediría algo a cambio? ¿Qué era realmente lo que quería? Pero mi asombro lo único que me dejaba era escuchar a aquella extraña criatura que se había materializado ante mí.
<<Sé que no he sido el mejor marido pero... te quiero Carol, siempre lo he hecho. Aunque no me he esforzado lo suficiente por hacerte reír, por comenzar nuevos proyectos, para que valga la pena pasar tiempo juntos>>
            En ese momento la figura se derrumbó y dejó paso a las llamas que, rápidamente se propagaron y comenzaron a quemar toda la casa, reduciéndolo todo a cenizas; mi cuerpo ardía entre ellas, el corazón palpitaba cada vez con más fuerza, parecía que iba a salirse del pecho, hasta que, como si fuera fruto del cansancio, se debilitó hasta pararse.
            Fue en ese preciso instante cuando supe la verdad: nunca había salido de aquel hospital. Había estado en coma durante todo ese tiempo y todo había sido fruto de mi delirio. La extraña figura, no era otra cosa que la voz de mi marido, que me hablaba, siendo consciente de que podía ser la última vez y al que yo, desde mi ensoñación le había puesto cuerpo.
            Las llamas tampoco existieron, en realidad fueron mis últimos minutos de vida en la tierra, el ardor de mi cuerpo, que culminó en una parada de corazón que pondría fin a mis días como, dramáticamente, había deseado y pedido siempre.




Aquella Navidad, mi sueño se cumplió ”.